La transformación que han experimentado gran parte de las edificaciones industriales que componen los portafolios de los fideicomisos de inversión o fibras en México obedece a los nuevos estándares que se desarrollan en materia de ASG (ambiente, sostenibilidad y gobernanza).
Integrar prácticas y estrategias tanto en la fase de construcción, desarrollo, financiamiento y operación traerá grandes ventajas para quienes las adopten.
En primer término los inmuebles que exhiben estas características son la prioridad de las empresas globales que a nivel internacional están dispuestas a reconocer estos atributos por la vía del precio de renta. Generalmente estos inmuebles pasan a catalogarse con las más altas calificaciones y es allí donde se genera la mayor competencia entre los potenciales inquilinos.
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Existen múltiples mercados a nivel nacional donde estos proyectos dan inicio bajo la modalidad especulativa y apenas comienzan a edificarse bajo estos estándares ya logran registrar el cierre de los contratos de renta por plazos promedio de 7 a 10 años en el caso de propiedades industriales.
Según cifras de la plataforma Solili la demanda bruta acumulada en los ocho meses del 2023 supera los 3.9 millones de m2 y de ella buen parte la captan los fideicomisos de inversión con los portafolios que poseen a nivel nacional.
A su vez, en recientes declaraciones de la Asociación Mexicana de Fibras (Amefibra) indicaron que entre los 16 fideicomisos de inversión (Fibras) afiliados existen más de 6 millones de metros cuadrados certificados bajo estándares como LEED y EDGE. En el seguimiento al proceso por parte de Amefibra destaca que la totalidad de sus asociados ha establecido metas y avances en la materia ASG.
Los avances son diversos y cada fideicomiso se inclina hacia el criterio que podría posicionarlo con mayor fortaleza en el mercado mexicano.
Por ejemplo, Fibra Uno avanza en su meta de carbono neutral para el 2050 mediante el desarrollo de tres fases en su estrategia. La primera implica la reducción directa de emisiones de GEI, la segunda consiste en la integración de fuentes de energía renovable y la tercera compensar las emisiones que no pudieron ser reducidas o mitigadas.
Por su parte, Prologis define la sustentabilidad como parte de su negocio donde a la par que fortalece las relaciones con los clientes, inversionistas y empleados, también genera beneficios en las comunidades en las que desarrollan sus negocios.
En recientes declaraciones Prologis y Beetmann, proveedor de soluciones energéticas sostenibles, anunciaron la creación de un nuevo proyecto de generación de más de 90 Gigavatio hora (GWh) de energía limpia al año para los clientes de Prologis que operan en México, que comenzará a funcionar en las instalaciones del conjunto industrial Prologis Park Izcalli.
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Otras importantes desarrolladoras a nivel nacional como Vesta y Finsa también se alinean en esta estrategia. Vesta se comprometió a lograr certificaciones verdes para el 2026 y 2030 para el 20% y 28% de su superficie bruta rentable, respectivamente.
En tanto, Finsa reportó que las edificaciones industriales con la certificación LEED edificadas por la empresa suman ya 538 mil metros cuadrados de construcción, que equivalen al 17% del total nacional.
Lo que resta del 2023 y lo que vendrá hacia el año próximo señala un camino claro hacia todas estas estrategias de inversiones en mejores de criterios ASG, que lejos de ser un costo para los desarrolladores e inversionistas son un elemento que genera valor principalmente a mediano y largo plazo.