La inversión inmobiliaria corporativa ha sido uno de los sectores que sigue transitando el proceso hacia la recuperación, principalmente en la capital del país que cierra el primer trimestre del año con una sobreoferta de 23.1% y siendo solo superado por Puebla con 25.9%.
Cuando analizamos la tasa de crecimiento del inventario en Ciudad de México el máximo incremento de los últimos 4 años se registró el 1T 2020 donde el inventario de oficinas crecía a una tasa de casi el 8%, mientras que al cierre de 1T 2022 el incremento anual se situó en poco más del 3% luego de la mínima alcanzada el 3T 2021 con 2%.
La reducción del crecimiento del inventario ha sido más drástica en Monterrey que logró alcanzar su punto máximo con 15% anual al cierre del 2T 2020 y que al cierre del primer trimestre del 2022 se hace de un incremento del 3% su menor nivel de los últimos 4 años.
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El tercer mercado a nivel nacional se sitúa en Guadalajara que concentra el 5% del total nacional y allí la situación es opuesta ya que justamente la pandemia creo más incertidumbre lo que ralentizó el crecimiento del inventario durante el 2020 entre su valor mínimo del 3% el 1T 2020 y el máximo de 6% al cierre del 4T 2020.
Esas obras se fueron acumulando hacia los últimos tres trimestres del 2021 donde se registró un crecimiento máximo del 20% al cierre del 3T 2021 y finalmente al cierre del primer trimestre del año el incremento es de 14% para un inventario que supera los 818 mil metros cuadrados.
En el contexto en el que se desarrollan estos tres mercados las tasas de vacancia superan el 20% siendo la más alta la que registra Ciudad de México con 23% en una banda de precios promedios que va desde $18.7 a $21.20, en Monterrey y Ciudad de México, respectivamente.
En términos generales el crecimiento errático de los inventarios se explica por dos factores; el primero, la casi nula incorporación de nuevas edificaciones de oficinas en construcción, y el segundo, el retraso en la entrega de algunas edificaciones que venían construyéndose previo a la pandemia pero que han adaptado su producto final de salida para poder incrementar sus posibilidades de ser ocupados.
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La tendencia en estos grandes mercados ha favorecido a oficinas disponibles ya acondicionadas donde la relación precio-valor de la renta que se negocia genera ventajas para el inquilino, principalmente porque se atraviesa una época de alta volatilidad en precios de inflación creciente.
En lo que resta del 2022 y el venidero 2023 es probable que el crecimiento en los inventarios vuelva a presentar pendientes más suavizadas luego que parte de la incertidumbre del retorno a las oficinas ya ha sido digerida tanto por los propietarios de los edificios de oficinas como por los potenciales ocupantes.
Esta situación permitirá que siga presentándose un mayor ajuste en el uso de espacios flexibles por el lado de la oferta y una adopción mixta del modelo presencial e híbrido, por el lado de la demanda que procure satisfacer en mayor medida las expectativas de empleadores y empleados.
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