Con el regreso al semaforo amarillo la capital mexicana reabre totalmente su economia, al  incorporarse el sector de establecimientos, conformado por bares, cantinas y antros ya que estos ultimos negocios permanecieron cerrados por mas de año y medio. 

Segun senala el sitio web del Gobierno de la Ciudad de México el semaforo amarillo indica que habrá mas actividades pero con precaución para ir avanzando hacia la posibilidad de semaforo verde que indicaría que podríamos salir plenamente, pero con precaución y prevención. 

Evidentemente el retorno primero paulatino y ahora total va seguido de una serie de medidas obligatorias de control de acceso para detectar casos específicos que pueden propagar los contagios combinados con las limitaciones de aforo, de cada actividad específica. 

Ya el lunes 10 de mayo las autoridades capitalinas anunciaban por primera vez el semaforo amarillo, pero tuvieron que retornar al naranja al fines del mes por la cantidad de contagios que se monitorearon. 

Con el semáforo naranja el aforo máximo permitido para oficinas era del 20%. Allí fue obligatorio el uso permanente del cubrebocas, la aplicación de filtros sanitarios al ingreso y mantener sana distancia mediante apoyo del uso de mamparas.

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El acceso de terceros estuvo controlado y las reuniones en oficinas debían ser coordinadas por cita previa sin ofrecimiento de alimentos ni bebidas ni alimentos, y limitando a 6 personas que podrían estar reunidas. Minimizar la posibilidad de compartir objetos también se mantuvo como prioridad.

Con la entrada del semaforo amarillo, por segunda vez, el aforo permitido podra ser ahora del 80% aunque el resto de medidas de cautela para evitar contagios se seguirá exigiendo.

Ahora bien, por encima del asunto punitivo las empresas tienen incentivos a cumplir con las normas obligatorias, ya que un contagio entre sus colaboradores traería un importante retroceso a los avances alcanzados.

Ya con un año y cuatro meses del semáforo rojo, las empresas en su gran mayoría han reordenado sus actividades, y tomaron decisiones racionales en función al uso de sus espacios. 

Si los contratos de renta se vencían y los espacios no se utilizarían los entregaban a sus propietarios, por lo que tenemos un nivel de desocupación en la capital, tan solo en el mes de agosto de casi 54 mil metros cuadrados. 

Este dato pasa a ser interesante si analizamos la proporción de desocupaciones con respecto a la demanda bruta. Para el cierre del 2T 2021 las desocupaciones representaban el 73% de la demanda bruta del período. 

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En lo que va del 3T 2021, los meses de julio y agosto registran desocupaciones en el orden de 36% de la demanda bruta, cantidad que indica que la brecha viene disminuyendo.

En términos generales la demanda de espacio corporativo se ha visto afectada de manera importante registrando una contracción del 65% si comparamos cifras al cierre del 2T 2021 con el 2T 2019, periodo previo a la pandemia.

Justamente esa contracción en la actividad ha permitido desarrollar múltiples opciones para buscarle salida a los espacios desocupados. El mismo gobierno capitalino acompaña con políticas de cambio de uso a proyectos anteriormente exclusivos para el uso corporativo y que ahora podrán insertarse en la dinámica de la demanda de viviendas, hospitales u hoteles.

Las oficinas como centro de la vida corporativa se ajustarán al cambio de paradigmas que ha fomentado la pandemia y unido a la necesidad de los colaboradores de rescatar la sana división de su vida laboral y personal, tendrán otra oportunidad para redefinirse y sobrevivir a lo que vendrá. 

México cuenta con la tecnología, el personal comprometido y los desarrolladores incentivados para que esta sea una realidad en los meses por venir.