El 2022 ha representado un importante desafío para un mercado inmobiliario que aunque no ha logrado recuperar los niveles de demanda bruta que había generado en el período previo a la pandemia.
Sin embargo, si medimos el avance con respecto al año 2021 las cifras muestran una recuperación sostenida con el incremento que este indicador presentó en el 2022 donde Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara crecieron en 99%, 38% y 29%, con respecto al mismo periodo del año previo.
A su vez las vacancias han venido ajustando lentamente a la baja en casi todos los mercados a nivel nacional. Monterrey, Querétaro, Tijuana y Guadalajara presentan las mayores contracciones de 5.6, 3.6, 3.2 y 3 puntos porcentuales, entre noviembre del 2022 y 2021.
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Más de un tercio de la demanda corporativa del 3T 2022 a nivel nacional se situó en oficinas de mil a 5 mil metros cuadrados y se ha visto un importante auge en proyectos de usos mixtos, tendencia que se vio reforzada a raíz de la pandemia, principalmente en ciudades como Monterrey, Guadalajara y Mérida.
A su vez, aún continúan en construcción un millón trescientos mil metros cuadrados de proyectos corporativos a nivel nacional donde el 62% se concentra en la capital del país. Las construcciones en proceso han venido descendiendo en el 2022 e incorporándose a los inventarios en cada mercado, lo que sin embargo no ha impactado de manera notoria en la vacancia.
Por lo que es probable que a principios del 2023 mercados como Monterrey y Querétaro, logren traspasar el umbral de vacancia del 15%, tal como lo cruzó Guadalajara en noviembre del 2022.
Esta conjunción de demandas crecientes y vacancias que ajustan a la baja por debajo del 12% activarán la necesidad en algunos mercados del inicio de nuevas construcciones corporativas. Este escenario podríamos transitarlo a mediados del año, principalmente en corredores muy activos y con edificaciones medianas que pudiesen tomar ventaja de la demanda que busca espacios modernos donde el manejo con el medio ambiente sea prioritario.
En cuanto a la reconversión de espacios el 2023 también habrá generado el tiempo suficiente para madurar algunos proyectos que fueron tras esta vía, pero que tendrán aún un mayor reto ante un escenario inflacionario.
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La flexibilidad en el arrendamiento corporativo será una constante en el año que recién comienza, tanto por el lado operativo como el financiero, donde los inquilinos mantendrán aún sus ventajas en la negociación.
También el modelo de coworking que ha penetrado tras la pandemia se mantendrá, así como las opciones de subarrendamiento que hemos tenido presentes en el 2022. Sin duda estaremos ante un año más complejo en materia económica que demandará de los desarrolladores nuevas fórmulas para adaptar sus espacios a una demanda cambiante.
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