México cerró el 2022 con un récord en la Inversión Extranjera Directa (IED) de la industria de autopartes, que ronda en los 4 mil millones de dólares, marcando un crecimiento de más de 10% respecto al año previo, así lo indicó Carlos González, director general de Hultek, empresa mexicana líder en la manufactura de piezas de hule para la industria automotriz.

Mientras que el año pasado marcó el inicio de un proceso de nearshoring que podría durar varios años, el 2023 será decisivo para regresar a los niveles de producción previos a la pandemia y avanzar hacia las nuevas tecnologías, como la electrificación. 

Las empresas mexicanas que son parte de la cadena de proveeduría de las grandes armadoras necesitan avanzar rápidamente hacia procesos automatizados, certificaciones de calidad y adopción de nuevas tendencias, como la sostenibilidad y el lean manufacturing, explicó el directivo.

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De acuerdo con datos de 2021 de la Cadena de Proveedores de la Industria en México (Capim), hasta 50% de los 1,500 proveedores del sector automotor no contaban con las certificaciones específicas para abastecer al sector. La mayoría de estas empresas se encontraban en el escalafón Tier 2 y Tier 3 de la cadena de suministros.

El Clúster Automotriz de Nuevo León, por ejemplo, ha destacado la necesidad de incrementar la base de proveeduría hasta en 3 mil empresas adicionales que puedan abastecer a la industria, mientras que algunos armadores han señalado la necesidad de invertir hasta 7 mil millones de dólares para que los proveedores existentes avancen hacia la electrificación.

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Empresas como Hultek se han adelantado a buscar certificaciones, como la IATF 16949, así como certificaciones de calidad que les han permitido diversificar su proveeduría a industrias como la de electrodomésticos y Oil & Gas. 

El director general de Hultek concluyó que la especialización y crecimiento de la proveeduría automotriz mexicana no es opcional, pues las reglas del T-MEC son muy específicas en la necesidad de que los automóviles que se producen en Norteamérica deben contar con un 75% de contenido regional.

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