El mundo cada vez más globalizado condujo a las empresas a innovar con respecto a procesos de externalización de servicios, por ello las compañías vieron ventajas de relocalizar o transferir parte de su operación comercial a un país más cercano a la demanda, especialmente comparado con otro más distante.

Estos nuevos países muchas veces en frontera, como es el caso de México y Estados Unidos contemplan la ventaja de disminuir los tiempos de traslados y de tener realidades laborales que puedan ser interpretadas con mayor facilidad, lo que permite resolver cualquier dificultad a la hora de hacer llegar los productos al consumidor final.

La cercanía de nuestro país a Estados Unidos y Canadá, y el avance del Tratado de Libre Comercio suscrito, desde Julio 2020,  junto al desarrollo de mano de obra calificada hacen de México el lugar idóneo para establecer bases de empresas asiáticas o europeas. 

De igual manera, grandes importadores estadounidenses consideraron que relocalizar parte de sus procesos en México podría generar ventajas sobre la base de costos de producción más competitivos, a la par que diversifican riesgos de proveeduría desde los países asiáticos que antes les surtían.

Durante el período de enero a septiembre de 2021 México se mantuvo como primer socio de Estados Unidos en el comercio de productos, según informó recientemente la Oficina del Censo de Estados Unidos, donde abarcó una participación de 14.6% en el total de los flujos comerciales de Estados Unidos, superando a Canadá y China, que registraron 14.5% y 13.9%, respectivamente. 

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Desde la aparición del Covid la relocalización de procesos productivos se aceleró a raíz de la presión ejercida en la cadena de suministros, lo que condujo a múltiples casas matrices a evaluar a México como el socio ideal para establecer el nearshoring de sus productos y servicios.

Esta situación ha traído como resultado un fuerte impulso en la demanda industrial en los principales mercados mexicanos. 

Según cifras monitoreadas por Solili, desde enero a octubre del 2021 Monterrey y Ciudad de México concentraron el 36% de la demanda bruta nacional de naves industriales, con 981 mil  y 966 mil metros cuadrados, respectivamente. 

En esos ocho meses Tijuana, Ciudad Juárez y Saltillo alcanzaron demandas brutas de 637, 524 y 405 mil metros cuadrados, respectivamente, y parte de esta demanda corresponde a ubicaciones tanto de manufactura como de logística que anteriormente se llevaban a cabo en otros países.

El sofisticado nivel de exportaciones en México principalmente en las ciudades fronterizas y del Bajío ha estado sustentado por productos de alta complejidad y gran valor agregado en industrias como la automotriz y la aeronáutica, por citar algunas.

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Los beneficios del nearshoring en México, son diversos siendo los más destacados la competitividad del costo laboral, beneficios arancelarios, la reducción de los costos logísticos, la garantía de cadenas de abastecimiento rápidas y seguras con comunicación directa a Estados Unidos, y el desarrollo contínuo de mano de obra calificada.

Monterrey, Querétaro y Guanajuato, son algunos ejemplos de mercados que han impulsado de la mano de cluster especializados y el apoyo de sus gobiernos locales iniciativas que movilizan al sector educativo y al empleador en una misma vía creada para incrementar la inversión extranjera directa hacia sus mercados.

Recientemente la mayor naviera del mundo, Maersk declaraba que el nearshoring se seguirá intensificando en México por sus ventajas logísticas y legislativas si se compara al resto de países en Latinoamérica.

Se prevé que lo que resta del año y el venidero 2022 continuará el dinamismo y empuje en la consolidación de algunos mercados emergentes, donde el nearshoring seguirá siendo el driver que mantendrá este crecimiento.