La contracción de la demanda de oficinas ha reflejado las consecuencias de los cambios de hábitos laborales que las empresas han transitado en estos últimos 18 meses.
El mercado inmobiliario corporativo basado en su capacidad de desarrollar edificaciones modernas, funcionales e icónicas había logrado garantizar importantes retornos económicos a los fideicomisos de inversión o Fibras, con la seguridad de ingresos en el mediano y largo plazo, a la par de mercados como el industrial.
Era común en los grandes mercados corporativos latinoamericanos ver las principales firmas multinacionales ocupando espacios y siendo el eje central que demandaba pautas novedosas de diseño, donde el confort, la seguridad, el acceso a facilidades constituyeron un mercado donde los desarrolladores compiten para atraer a las firmas de mayor proyección internacional.
Santa Fé, Reforma, Polanco e Insurgentes en Diciembre 2019, previo a la pandemia, avanzaban con la construcción del 90% del millón de metros cuadrados que se edificaba en la capital, donde la vacancia ya rondaba el 19.40%.
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A raíz de la aparición del Covid, México durante dos meses el gobierno federal no incluyó los trabajos desde las oficinas como actividad fundamental y las empresas alistaron sus estrategias para seguir operando con la mayor parte de su plantilla desde sus hogares.
Estos cambios abrieron dos ventanas importantes de conciencia hacia la relación entre vida laboral y vida personal que define a partir de allí las pautas del retorno gradual a la oficina.
La tecnología que venía avanzando moderadamente dio un salto y pasó a formar parte de la mayoría de procesos lo que obliga a las empresas a validar que personal necesitan y los recursos que demandan para ejecutar su labor, incluyendo aquí el espacio corporativo y la dotación y equipamiento para poder cumplir con sus metas laborales.
Es previsible la reducción de espacio corporativo que hemos observado en las principales ciudades mexicanas, como Ciudad de México, Monterrey, Tijuana y Guadalajara donde si se comparan los resultados del 2T 2021 con el 2T 2019, previo a la pandemia, la contracción fue del 56% de la demanda bruta.
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En el caso de la capital la diferencia es aún más marcada ya que las desocupaciones incluidas en la demanda neta crean una contracción aún más pronunciada.
Ahora bien, si comparamos la demanda del 2T 2021 con el trimestre previo, la misma se ha mantenido en niveles similares. Demanda bruta en el orden de 84 mil metros cuadrados y la neta con saldo negativo de 64 mil metros cuadrados, característica de un mercado donde aún las desocupaciones superan los espacios nuevos que se demandan.
Otra observación importante que se refleja en las nuevas ocupaciones es que aun con menores espacios destinados a los trabajadores, los corporativos están incluyendo mayores áreas de espacios colaborativos y creativos, dotados de múltiples herramientas tecnológicas y de comunicación que permiten integrar al personal que labora en oficinas con los que trabajan a distancia.
Los puestos fijos tanto en configuración, distribución y cantidad han cambiado de forma importante ajustados a la nueva modalidad que algunas empresas mantendrán de trabajo flexible, donde en convenio entre empresa y empleado se determinan los días de permanencia en la oficina.
El trabajo flexible es el pivote sobre el que se articula la nueva forma de laborar en oficinas. La proporción de trabajadores que retornan fijará la densidad de ocupación a la que habrá que adicionar las áreas de conectividad y usos múltiples que facilitarán la integración con el resto de personal que trabaja a distancia.
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