El creciente interés de los inversionistas institucionales en México busca diversificar las carteras con bienes inmobiliarios ante la baja rentabilidad de los activos financieros mundiales.
La pandemia ha dirigido nuevamente la mirada ante las inversiones inmobiliarias pero no todos los sectores han reaccionado de igual manera a la crisis.
Segmentos como el alquiler corporativo que en muchos mercados tanto en Norteamérica, Latinoamérica y Europa llevan a cuestas la sobreoferta tendrán que pasar diversas reconversiones y adaptaciones para lograr captar la demanda que resurja del retorno a la actividad económica, con todo y las adaptaciones que tendremos que transitar tras la apariciones de las variantes del Covid-19.
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Sin embargo, el sector inmobiliario industrial ha ganado protagonismo sustentado en el incremento constante de la demanda y en la madurez del tejido empresarial de desarrolladores del país.
Tan solo en el primer semestre del 2021 la demanda de las principales ciudades industriales del país, como son Ciudad de México y Monterrey reportaron niveles de demanda bruta de 549 mil y 468 mil metros cuadrados, respectivamente. La cifras semestrales superan en 39% y 55% lo registrado en esos mercados durante el primer semestre del 2020.
Este crecimiento correspondió a diversas expansiones de espacio industrial de empresas establecidas en el país y contabilizadas como nuevas inversiones.
Es por ello que ante el panorama de recuperación económica que se avecina este crecimiento se mantenga en lo que resta del 2021 y durante el 2022.
Así lo reseña el Indicador Global de Actividad Económica registrando un avance del 23% durante el mes de Mayo 2021 hilando su tercer mes de crecimiento.
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En los últimos meses hemos visto movimientos importantes en nuevas adquisiciones por parte de inversionistas institucionales como Fibra Prologis con inmuebles industriales recién adquiridos en Ciudad Juárez y Monterrey.
Destacan también las diversas expansiones de plantas y llegadas de nuevos participantes en ciudades como Guanajuato, San Luis Potosí, Guadalajara, Monterrey y Saltillo, muchas generadas por la manufactura automotriz y que han sido impulsadas por la gestión del primer año de vigencia del T-Mec.
Diversos inversionistas regionales han hecho sus apuestas a grandes superficies que se van desarrollando modularmente y donde se observa la incorporación de grandes alturas y características constructivas e incorporación tecnológica competitiva con naves industriales americanas.
El panorama bajo estos hechos luce prometedor solo queda recorrer el camino del cumplimiento por parte del gobierno mexicano sobre los compromisos en materia laboral, medioambientales y energéticas.
Todo ello son los factores claves para que México continúe su posición competitiva como la novena economía en preferencia de la Inversión Extranjera Directa.