El 2020 estuvo marcado por la irrupción de las cadenas de suministro a nivel mundial, que según la definición del Council of Supply Chain Management Professionals (CSCMP) se entiende cómo los diferentes eslabones que se suceden en una compañía, que van desde las materias primas no procesadas hasta los productos terminados que llegan al consumidor final.

Diversas problemáticas se fueron agregando, durante el primer semestre del 2020 vimos el freno de actividades industriales a nivel mundial, a raíz de la pandemia. 

Hacia el segundo semestre del año se sumó la escasez de contenedores, donde gran parte de los mismos quedó atascada entre Estados Unidos y Europa sin poder retornar con normalidad a Asia, desde donde salían gran parte de las mercancías del comercio mundial.

Otras circunstancias como recortes de trabajadores portuarios y la reducción de barcos en las navieras unido al cierre de agencias logísticas terminaron de completar la ecuación para  

la crisis que se desató con la interrupción de las cadenas de suministro globales.

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Las consecuencias con el aumento desmedido de la demanda fue que los fletes marítimos y los costos asociados alcanzaron máximos históricos, lo que genera que los precios de importar productos desde China se disparen habiendo casi cuadruplicado la cifra original. 

Por ello la escasez de espacio de transporte desde China a Occidente pasa a ser una oportunidad para países ubicados en el continente y cercanos a la demanda, que tomarán ventaja de esta situación, como es el caso mexicano.

México al contar con una frontera de alto grado de desarrollo con Estados Unidos, que junto a Canadá conforman el T-Mec, pasó a ser tener las características idóneas para establecer el nearshoring de diversas operaciones comerciales. 

De las ciudades fronterizas monitoreadas por Solili Tijuana, Ciudad Juárez, Mexicali, Reynosa constituyen la primera línea de frontera y durante los primeros ocho meses del 2021 han registrado el 30% de la demanda bruta nacional. 

El resto de ciudades al norte del país como Monterrey, Tecate, Chihuahua y Saltillo agrupan el 27% de la demanda industrial nacional. 

El caso de Monterrey exhibe la mayor demanda nacional desde enero a octubre de 2021 con 920.4 mil metros cuadrados. El incremento de la demanda bruta en la entidad es del 90% si medimos el 3T 2021 contra el 3T 2020 lo que nos señala el fuerte crecimiento de la actividad industrial motorizada por las distorsiones de las cadenas de suministro.

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En lo que va del año hemos registrado que tanto la manufactura como la logística han sido los detonantes de la demanda neta y consideramos que las empresas mexicanas seguirán implantando el nearshoring como lo hemos observado a lo largo del 2021.

El proceso de ubicar proveedores y mercancías en México, o en países del mismo continente incluido Estados Unidos favorecerá su modelo de abastecimiento impactando así en la reducción de costos por traslados.

Por su parte, México tiene a su favor la existencia de un mercado industrial estable con alto grado de desarrollo institucional donde inversionistas foráneos y nacionales han logrado crear una oferta sostenida que se ha ido actualizando en cuanto a calidad de espacios y dotaciones, adaptando los actuales criterios de ESG a buena parte de los más de 3.3 millones de metros cuadrados que se construyen en inmuebles industriales en el país.