Una de las industrias de manufactura que mayor proyección de crecimiento tiene en México es la aeroespacial, que aunque fue muy afectada durante la pandemia, mantienen un horizonte de largo alcance y así lo comienzan a demostrar ya los números.
En 2021, las exportaciones de esta industria superaron los ocho mil millones de dólares, 8% más que en 2020 según lo hizo público a principios de este año la Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial (FEMIA), organismo que de hecho prevé que será en 2024 cuando se recupere esta industria del golpe sufrido por el COVID-19.
Entre 2009 y 2019 este sector tuvo un crecimiento anual de alrededor de 14%, derivado de una visión estratégica de algunos estados en la República, como es claro en el caso de Baja California, Chihuahua, Sonora, Nuevo León y Querétaro.
Asimismo, la necesidad de contar con una extensión fuerte de la cadena de valor de Estados Unidos y Canadá con la fabricación y maquila de componentes de aeronaves y el crecimiento y consolidación de la manufactura en México, jugaron un papel importante para atraer proyectos aeroespaciales y de manufactura avanzada.
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México es prácticamente el único país de América Latina cuya economía depende más de la industria secundaria que de la primaria. Es decir, ha tenido un proceso de maduración en términos de valor agregado y manufactura avanzada que debería ser fortalecido.
Y es en este sentido, que la industria aeroespacial tiene un enorme potencial de crecimiento en atracción de inversiones, así como en temas de diseño, ingeniería y manufactura avanzada.
René Espinoza, presidente del Consejo Consultivo de la FEMIA, ha destacado en diversos foros sobre la importancia de que los fabricantes de componentes en México se suban al tren tecnológico de la Industria 4.0, que considera ecosistemas digitalizados tanto en procesos internos como en sus enlaces en las cadenas extendidas de suministros.
Más allá de las comunicaciones, el software, los datos y la analítica avanzada; la tecnología también llegará en los procesos de manufactura. La de la aviación es una industria que está en franca lucha ante el cuidado ambiental, por lo que necesita nuevos diseños, motores y tecnologías para el ahorro de combustible y materiales que los hagan más ligeros y que ayuden a los dos factores anteriores.
Pero nuevos materiales implican nuevos retos en la producción. En México los fabricantes de herramientas de corte para procesos de maquinado trabajan con innovaciones en sus productos, lo que incluye geometrías complejas con herramientas especiales para desbaste de composites, nuevas aleaciones y materiales difíciles de maquinar como el titanio.
En este campo, los maquinados de alto nivel son los que imperan en los procesos de manufactura.
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Lo que es claro es que la fabricación de componentes aeroespaciales, así como en un principio lo fue el armado de arneses, seguirá creciendo en volumen con proyectos de manufactura avanzada para fuselajes, motores, componentes de motor o partes de trenes de aterrizaje, que al ser traídos al país también fomentarán la creación y desarrollo de mente de obra de mayor nivel.
En términos de desarrollo de software para sistemas, tales como navegación u operaciones dentro de las naves, también se están desarrollando en México. Tal vez Yucatán nos sorprenda en pocos años en ese campo.
La industria aeroespacial seguirá creciendo. La IP está haciendo lo propio y la Academia también. Solo queda esperar que el desarrollo de políticas industriales diseñadas desde el gobierno mexicano, contribuya en la creación de un modelo de triple hélice que respalde el desarrollo de este sector.
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