Ciudad de México es una de las metrópolis de América Latina con los precios de alquiler más altos, ocupa el cuarto lugar de precios por 2 mil 269 dólares el metro cuadrado, quedando por detrás de Santiago de Chile, Montevideo, Uruguay y Buenos Aires.
El aumento de precios de vivienda y servicios en colonias de la capital del país ha provocado que residentes originales no puedan sostener el nivel de vida y hayan tenido que migrar a zonas aledañas.
Durante este febrero las quejas aumentaron en redes sociales, derivadas de un tweet de una persona estadounidense que propone trabajar de forma remota en México, lo que generó una conversación en torno a la gentrificación y los altos costos de vivir en la CDMX.
La gentrificación se define según La Fundación Universidad de América como un fenómeno urbanístico en el que un barrio, por ciertas circunstancias, adquiere mayor plusvalía, lo que causa que se torne atractivo para que un sector de ciudadanos, con mayor nivel adquisitivo, dirija su mirada a este, incentivando el desarrollo de nuevos proyectos inmobiliarios, que comienzan a modernizar el entorno.
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En consecuencia, el precio de las rentas se eleva, las edificaciones son habitadas por más personas de otros segmentos socioeconómicos y, por lo tanto, se transforma por completo la fisonomía urbana. Es decir, las personas originalmente habitantes de la zona comienzan a salir por ya no poder sostener el nivel de vida.
En la Ciudad del país hay dos colonias características por ser de las más demandadas desde hace años, y por los altos costos que hay no sólo en vivienda, sino en servicios y entretenimiento: Polanco y la Condesa.
“La Condesa surgió a principios del siglo pasado, con una población de altos ingresos y 1985, y aunque no fue afectada en sus inmuebles como la Roma, el pánico colectivo por los sismos generó una diáspora hacia Polanco, Tecamachalco, Interlomas y Bosques de las Lomas, e incluso a otros estados del país.
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Los precios bajaron y como la Condesa siempre ha sido atractiva (por sus áreas verdes, espacios públicos y arquitectura art decó y art nouveau) mucha gente, entre ellos vecinos de la Roma, comenzó a revitalizarla; se fueron a vivir ahí y abrieron negocios de comercio tradicional”, dijo Luis Alberto Salinas, investigador del Instituto de Geografía de la UNAM, en un boletín de la universidad.
En 1995 había alrededor de ocho restaurantes, bares, tortillerías y tiendas. En 2015, la cifra de establecimientos ascendió a 150, lo que generó una gran transformación social y visual.
“El desarrollo inmobiliario y comercial ha propiciado el aumento del predial y de servicios como agua y luz, según pesquisas del universitario. Tanto los colonos que ya no pueden costearse la vida ahí, como quienes tienen recursos suficientes, se marchan a otros sitios de la ciudad, porque el barrio ha cambiado”, agregó el experto.
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