Cuando se suscribe el T-MEC entre Estados Unidos, Canadá y México se establece una normativa regulatoria transparente, donde los tres socios de América del Norte unen sus fortalezas en la integración de diversos sectores que buscan generar mayor competitividad en las cadenas de producción regional.
Lo novedoso del acuerdo de 34 capítulos es que pasó a incluir pautas de Comercio Digital, Energía, Medio Ambiente, Laboral, Competitividad, Buenas Prácticas Regulatorias, Anticorrupción y Política Macroeconómica, entre otros múltiples tópicos de la actualidad comercial.
El compromiso de colaboración entre los tres países que entró en vigor el 1 de julio del 2020, dejó grandes ventajas al aumentar el contenido regional a la par que fomenta pautas para el cuidado medio-ambiental en medio de un clima laboral equilibrado para los trabajadores.
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En el caso mexicano la mayor estabilidad de la tasa de cambio junto a la reforma laboral que México tuvo que realizar para cumplir con los requerimientos del tratado, favorecieron tanto a la economía como los trabajadores mexicanos en condiciones similares con sus vecinos del norte.
Las reglas de origen o criterios necesarios para determinar la procedencia nacional de un producto, son un cambio relevante que trajo el T-MEC para industrias como la: automotriz y de autopartes, mercancías textiles y de vestido, químicos y productos electrónicos, entre otros.
Cuando un país extranjero evalúa localizar su proceso productivo en América del Norte considera las ventajas y desventajas que ofrecen Estados Unidos, Canadá y México. En el caso de empresas asiáticas entre en juego factores que por competencia y otro elementos de geopolítica pueden inclinar la balanza más hacia México que al mismo Estados Unidos.
Temas de costos y ahorros impositivos, así como disponibilidad de mano de obra calificada son otros factores donde México toma la delantera apoyado en muchos más tratados internacionales de comercio con otros diversos países.
La ubicación relativa y la posibilidad de movilizar mercancías desde puertos en el Atlántico, Pacifico y Caribe complementan las ventajas geográficas que también favorecen la instalación de empresas en territorio mexicano.
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Estados como Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí, Guanajuato o Querétaro han puesto sobre las fortalezas de integración de sus cadenas logísticas y de proveeduría, la cercanía con plantas y el desarrollo técnico y profesional de la fuerza laboral en un país que ha sido tradicionalmente un excelente receptor de la inversión extranjera.
Según cifras reseñadas por la Secretaría de Economía el T-MEC reflejo al cierre del 2021 el 83.5% de las exportaciones, casi 46% de las importaciones y logró alcanzar el 64.5% del comercio total en el país, sin duda un importante impulso que ha fortalecido la inversión extranjera directa en México.
En el caso del sector inmobiliario industrial parte del fuerte dinamismo que registró el sector al cierre del 2021 está influenciado por el T-MEC, ya que las principales ciudades norteñas acumularon casi el 60% de la demanda bruta industrial, con poco más de 3.8 millones de metros cuadrados.
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