Al principio de la pandemia la primera impresión que se tenía era que avanzaría una drástica disminución de demanda de espacios corporativos, toda vez que gran parte del personal cuyas funciones así lo permitían adoptarían el homeoffice como estructura permanente en sus labores.
Y realmente el 2020 y principios del 2021 así lo confirmaron, aunque el avance del proceso de vacunación que ya para diciembre está aplicando la tercera dosis de refuerzo a los adultos mayores de 60 años en nuestro país, hizo que el segundo semestre del 2021 viéramos una leve recuperación de la demanda acompañado de una disminución de las desocupaciones, aún en medio de grandes vacancias, principalmente en Ciudad de México.
Ahora ante la amenaza de la nueva variante Omicron ya en el país, sigue la incertidumbre para las empresas y el personal que en su mayoría pasa a estar agotado con el esquema de trabajo a distancia asimilando que esta solución laboral venía pareada con importantes desventajas.
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La gran mayoría de hogares se tuvieron que adaptar temporalmente para una emergencia pero en la medida en que se extendía el plazo múltiples fueron los inconvenientes que se generaban ya que el hogar que anteriormente permitía la desconexión con lo laboral, ahora trazaba áreas en común que no favorecen al trabajador.
Al mismo tiempo se reforzó la necesidad de socializar, reunirse y retomar parte de la vida corporativa que traía ventajas de la interacción presencial, eso sí con la aplicación de todas las medidas sanitarias como el uso de las mascarillas, la desinfección constante y la limpieza continua de espacios y superficies.
Ya con la vuelta a clases presenciales combinadas aún en parte con asistencia en línea, las cabezas de familia volvieron a valorar pasar algún tiempo en las oficinas aunque seguían demandando modelos de trabajo flexible.
La realidad apuntó a que se necesitarán quizá oficinas más pequeñas pero donde ganaban espacio otras características como ubicaciones más céntricas, más y mejores salas de reuniones no solo más atractivas sino con una conectividad superior que permitiera coordinar los equipos de trabajo.
Ahora que se han acelerado las grandes tendencias que ya existían como la incorporación tecnológica a diversos procesos operativos y administrativos las oficinas pasan a ser centros de conexión de personas que buscarán reunirse con fines específicos de creatividad y socialización, tareas que se diluyen bajo el modelo de trabajo a distancia.
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Ahora bien los arrendamientos de grandes superficies que se veían en el pasado serán abordados con prudencia ya que seguirán implementando fórmulas mixtas de trabajo donde los empleados, en función de sus tareas, podrán asistir algunos días a sus centro laborales y otros trabajar desde sus casa.
Según cifras monitoreadas por Solili durante el segundo semestre del año la mayor cantidad de operaciones corresponde a tamaños menores a 900 metros cuadrados, principalmente en la capital.
Los lugares de trabajo ahora en su función de encuentro crearán esa cultura corporativa de marca y permitirán al personal el respiro de áreas desde donde desarrollar sus labores fuera del ámbito de sus hogares o con posibilidades de hacerlos desde otras sedes satélites cercanas a sus domicilios.
Ahora las empresas deben evaluar y medir aspectos sociales, medioambientales y de gobernanza en todos los ámbitos, incluidos los edificios y espacios de trabajo, lo que traerá grandes cambios en las configuraciones del espacio hacia el 2022.
La reinvención del lugar de trabajo con control de aforos, espacios centrados en el ser humano y la inclusión inteligente de la tecnología hará posible desarrollar nuestras labores con menores riesgos de contagio y mayor equilibrio en nuestras vidas personales.
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