Antes del confinamiento, muchas personas que tenían una casa de descanso eligieron mudarse temporalmente fuera de la ciudad. Así, cambiaron los edificios por vistas más naturales, que les dieron un nuevo aire en medio de la pandemia.
La tendencia de home office y de la educación en línea impulsaron la demanda de la vivienda vacacional en la pandemia; sin embargo, sus precios no eran accesibles para gran parte de la población que quería salir de las ciudades hacia los centros turísticos.
La firma Ancana se dio cuenta y creó un modelo que permite comprar una casa de descanso por fracción, lo que hace el proceso de compra más accesible.
Ancana se dio cuenta que mucha gente no tiene acceso a una casa de descanso o de vacaciones que les diera un escape de la ciudad para pasar tiempo con su familia o simplemente para trabajar desde un lugar más agradable.
Su idea era darles la oportunidad a más familias de acceder a una casa de descanso o vacacional en formato de copropiedad. Esto implica que cada participante elegirá cómo y cuándo utilizarla, sin restricciones como las de los tiempos compartidos.
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Aún tras el rezado que la vivienda vacacional o de descanso alcanzó en 2020 comparado con el 2019,se espera que el segmento se recupere, especialmente en destinos como Cancún, Vallarta, Mazatlán y Los Cabos.
Los consumidores son más cautelosos respecto a estas grandes inversiones, lo que abre espacio al modelo de negocios de Ancana.
Algunos compradores expresan las ventajas de este modelo de compra de casas de descanso por fracción, lo que les permite invertir al mismo tiempo que disfrutaba su casa de descanso. Desde el inicio la casa generará plusvalía y permitirá recuperar la inversión cuando sea momento de vender.
Los gastos de la casa se dividen, lo que incide en su éxito donde distintos dueños se dividen los gastos de mantenimiento, impuestos y pago de los servicios, algo que baja el costo a largo plazo.
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Y es que de acuerdo con Ancana, los vacacionistas utilizan casas de descanso en promedio 60 días al año, sin que los gastos de mantenimiento y pago de servicios se vean reducidos por el periodo que pasan inhabitadas.
A diferencia de los tiempos compartidos, que únicamente permiten ejercer un contrato de uso por determinadas fechas y bajo ciertas cláusulas, la copropiedad ofrece a los clientes la posibilidad de escoger el número de fracciones considerando cuantas semanas quisiera utilizar de su casa al año.
Las fracciones de las propiedades van desde 2 hasta 12 fracciones, dependiendo la ubicación y el tipo de propiedad.
Uno de los retos que enfrenta el modelo fue la inseguridad de los clientes con respecto a la adquisición de una casa fraccionada. Para coordinar el uso de los inmuebles en copropiedad, el equipo de Ancana realiza calendarios para la asignación de semanas de cada familia copropietaria, contemplando que el promedio de uso de cada casa es de 60 días al año como máximo.
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