Desde que el inicio del coworking en México, que ya alcanza una docena de años, el modelo de los espacios colaborativos de trabajo fue ganando adeptos y expandiéndose en las principales ciudades del país.
Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey vieron surgir las primeras oportunidades de esta tendencia en el país, de la mano de las empresas extranjeras como Wework, Regus y Spaces, unidos a grupos de capital mexicano como IOS offices e IZA Business Centers, que lograron consolidarse en el país como las empresas líderes.
A fines del 3T 2019, previo a la pandemia, Ciudad de México contaba con un inventario Clase A superior a los 6.8 millones de m², dominado en su mayoría por espacios corporativos tradicionales ocupados por empresas privadas y dependencias gubernamentales. En ese periodo los espacios de coworking representaban el 4.6% del inventario total de espacios clase A de la entidad.
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Al cierre de abril 2022 el inventario clase A ya supera los 7.6 millones de metros cuadrados de los cuales los espacios de coworking componen poco más del 5.4%.
Entre el 2019 y el 2022 muchas cosas sucedieron, entre ellas la interrupción de la salida a bolsa de Wework y el inicio de la pandemia a inicios del 2020, donde los hábitos en la ocupación de espacios corporativos cambiaron drásticamente.
Al inicio del concepto el perfil de los ocupante lo conforman profesionales independientes, startups y pequeñas empresas y posteriormente el ecosistema se alimentó de firmas más grandes y establecidas principalmente que encontraban en el modelo ventajas de flexibilidad, innovación en uso de áreas y múltiples facilidades incorporadas.
Si comparamos la demanda corporativa bruta total del 2020 y el 2021, Ciudad de México mantuvo cifras similares alrededor de 333 mil metros cuadrados, en tanto que Guadalajara y Monterrey si reflejaron incrementos de 183% y 77%, en comparativas anuales, para cerrar el 2021 con absorciones brutas de 52.3 y 87.2 mil metros cuadrados respectivamente.
Justamente el periodo de la pandemia frenó el crecimiento exponencial que venía transitando el coworking previo a finales del 2019, que volcó a los oferentes durante el 2020 a revisar y validar la realidad de los inquilinos potenciales.
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Como resultado tenemos el caso de Wework que en marzo de 2022, registró el tráfico más alto de los últimos dos años en México y han observado un aumento continuo en el flujo de personas habiendo contabilizado desde enero a marzo de 2022 un incremento del 45% en sus miembros. Tan solo en marzo de 2022, la empresa registró en promedio un flujo de más de 7 mil personas diarias, rompiendo el máximo histórico reportado al cierre de febrero de 2022.
Es por ello que este incremento de las tasas de ocupación incide directamente en la recuperación paulatina que está mostrando la demanda bruta donde los espacios de coworking participan activamente destacándose en los mercados medianos y emergentes.
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